Es curioso como a veces un pequeño detalle sirve como detonador de una explosión en cadena de recuerdos, que te transportan a lugares en los que no pensabas hace años.
Ayer por la mañana, abrí las cortinas del camión en Kaministiquia, cerca de Thunder Bay, Ontario, con algo de luz, justo antes de que empezara a despuntar el Sol, y me encuentro con esa niebla espesa tan típica de ésta época del año cerca de lagos, ríos... me quedé congelado de repente y sentí como si me teletransportara en ese preciso instante a una de aquellas mañanas hará ahora unos cinco años, levantándome en algún húmedo lugar cerca de Mulhouse o Estrasburgo, en mis viajes con destino a Alemania o al norte de Francia, cerca de la Cordillera de los Vosgos, rodeado de viñedos y entre verdes colinas junto al río Rin.
Me pareció percibir incluso el olor de los chaussons aux pommes (hojaldres rellenos de compota de manzana) recién horneados, tan típicos por toda Francia y que eran el complemento indispensable de cada mañana por las tierras de Alsacia.
Un tipo de luz particular o un olor, o en éste caso un poco de niebla... ¡zas!, viaje espacio-temporal un lustro atrás.
"Oh!, Alsace... France, as good as it gets."
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