Memories...

En nuestro retorno de Denver pasado por nieve, me vino a la memoria éste momento de nuestra última visita a París.



El contraste de la visión del solitario estado de Wyoming con los recuerdos de la bulliciosa capital francesa es, como os podéis imaginar, tremendo.

Curioso cajón de sastre es el cerebro...

Life on the road

Teniendo en cuenta que llevamos casi tres meses viviendo exclusivamente en el camión, a excepción de un día de hotel, creo que puedo empezar a hacer balance de lo que supone éste curioso modus vivendi.

El resumen sería, sorprendentemente cómodo. Quitando los primeros días de adaptación (como en cualquier mudanza), el reducido espacio se convierte en una acogedora cápsula vital.

Si bien es cierto que depende de la persona, hay una serie de factores que ayudan a que ésto sea posible.

Primero, y posiblemente el punto más importante, el auténtico puntal de la vida en las carreteras americanas. Los truck stop o parada de camioneros, no tienen ningún equivalente similar en tierras europeas (quitando alguno en cierta autopista alemana próximo a Offenburg), y ofrecen toda una serie de servicios que hacen posible nuestro nómada estilo de vida.

Dedicaré un post en breve a los truck stop, pero para el de hoy, me vale con apuntar que podemos cruzar unos veinte al día (dependiendo de la ruta), lo que facilita el acceso a cualquiera de ellos, y para tranquilidad de los que llevamos un vehículo de semejantes dimensiones, suelen contar con una media de 100 a 150 aparcamientos.

Cada día, cuando repostamos combustible tenemos derecho a una ducha (o pagando unos 8 o 10 dólares), y es donde encontramos una de las mayores diferencias con las áreas de servicio europeas.
Las duchas tienen acceso mediante un pequeño teclado numérico, y aparte del tamaño, similares a una pequeña habitación sin cama, están realmente limpias (mejor que algunos hoteles), y por norma general cuentan con buena presión y temperatura del agua.

Las truck stop suelen tener servicio de lavandería. Por unos 10 - 12 dólares contando lavado y secado, puedes tener toda la ropa lista en más o menos una hora.

Aparte de ofrecer duchas, lavandería, conexión a internet (¡imprescindible!), pequeño supermercado (algunos tan baratos como los que encuentras en la ciudad), salones de descanso con proyector de películas... tienen el típico restaurante, del que hace bastantes semanas no hacemos uso, y que nos da pie para entrar en el tema gastronómico.

La carne en América, especialmente en el centro, es fantástica, pero después de unos cuantos menús a base de carne con patatas y distintas variaciones girando en torno a lo mismo, lo mejor que se puede hacer es cocinar por tu cuenta.
Tenemos nuestra nevera, microondas y un pequeño grill eléctrico dentro de la cabina, así que nuestra dieta se basa en ensaladas combinadas con algunos buenos quesos que encontramos por ahí, sandwiches "home style", tortillas de atún "especialidad de la casa", y fruta en cantidad.

Aparte de ésto, tenemos nuestro mapa particular de los mercados asiáticos que encontramos en nuestras rutas, y en los que solemos equiparnos con variado dim-sum, gyozas y distintos arroces.
Ya sé que rodar por una carretera americana comiendo xiao long bao no es muy auténtico que digamos, pero para gustos, colores ¿no?.

Ésto es lo que me entra en el cuerpo cuando encontramos buena comida asiática...

Tan pronto como entramos en el "corredor de los burritos", es decir, la franja que comprende los 100 kms. al norte de la frontera mexicana, solemos dedicarnos todo tipo de chimichangas, burritos, jalapeños rellenos y demás delicias, que tengan pinta de auténtica comida casera.

Dejando el tema gastronómico, pasamos al del espacio (que podéis ver en fotos aquí).
Siendo como somos los dos, no precisamente jugadores de baloncesto, la cama es más que suficiente (la litera superior la usamos de armario), y al contar con aire acondicionado y calefactor autónomo (aunque el pobre lo pasa mal a partir de -30ºC), descansamos y dormimos a pierna suelta.

En cuanto a las sensaciones personales, una de las cosas que más aprecio de ésta situación es vivir, como decía abatido el bueno de John Rambo en un arranque de inspiración: "día a día".
Nuestros planes no se proyectan mucho más allá de un periodo de 24h.

Una avería, un accidente, el tráfico, cambio de planes por parte del cliente o cualquier complicación meteorológica, hacen que te tomes las cosas de otra manera, con más calma.
Hoy sé hacia donde voy, ¿mañana?, ya se verá... pues eso mismo tendríamos que aplicar por norma en nuestras vidas cotidianas, en las que solemos vivir más en el futuro que en el presente, y que genera una presión que no nos deja afrontar el día a día con la energía que deberíamos.
Hay cientos de pequeñas cosas que disfrutar, y que ignoramos por culpa de la velocidad interior que solemos llevar.

En cuanto a vivir dos personas en seis metros cuadrados, pues hay días, como en cualquier otra situación.
Las mañanas las suelo pasar conduciendo mientras Inga duerme, y solemos tener nuestros momentos de "independencia" cuando uno está con el ordenador y el otro leyendo, o viceversa.
Procuramos andar todo lo que podemos en cuanto disfrutamos de unas horas de parón, así que en general es más llevadero de lo que pueda parecer a primera vista.

Lo mismo que se echan de menos ciertas costumbres de la vida en una casa, como esos domingos por la mañana de bajar a por el pan, y disfrutar plácidamente de la prensa en el sofá sabiendo que te espera una buena comida por delante, o las charlas con los colegas cualquier tarde, sé que cuando algún día deje la carretera, echaré de menos despertar, abrir las cortinas y ver la nieve en lo alto de las Rocosas mientras desayuno, ciertos paisajes, disfrutar de cada salida y puesta de sol, o esa sensación de saber que quedan tres mil kilómetros por delante mientras conduces por una solitaria carretera de Wyoming...
Supongo que todo tiene su momento en la vida, y éste desde luego, intentamos disfrutarlo todo lo que podemos.

Sin mucho más que añadir, y sentados bajo una copiosa nevada en Denver, Colorado, espero que éste post os sirva de referencia para entender lo que significa la vida "on the road".

¡Un abrazo enorme!

Ventura Highway

En nuestros viajes desde el sur de california hacia Port Hueneme, destino casi seguro en nuestros retornos a Canadá, solemos tomar la autovía 101, también conocida como Ventura Highway, ya que es la carretera que cruza el condado del mismo nombre, y que discurre cercana a la costa del Pacífico a lo largo de todo el estado.



A algunos puede que ese nombre no os diga demasiado, pero a los que conozcáis algo del folk-rock americano de los 70, seguro que recordáis aquella fantástica canción de acordes abiertos de la banda America, famosa por sus "Horse with no name", "Sister golden hair", o éste tema del que os hablo, muy en la onda de Crosby, Stills & Nash.



He tocado esa canción cientos de veces (de hecho tengo por ahí una versión grabada en CD), así que el hecho de cruzar el asfalto de ésta mítica carretera me trae muy buenos recuerdos y sensaciones muy especiales.

Os dejo con un vídeo en directo del tema, en el que el pobre de Dewey Bunnell da algún que otro resbalón vocal, pero que sigue siendo una auténtica obra maestra.



Tirilirili... tirilirili... tirilirili...

¡Ya es primavera... en el Corte Inglés!

¡Pues será allí!, porque lo que es en Calgary, nos hemos levantado con la bonita cifra de 22 cm. de nieve.



Let it snow, let it snow, let it snow...



Ésta es la bonita estampa que nos hemos encontrado ésta mañana.

Así que me voy a pasar el día haciendo patinaje artístico sobre diez ruedas.

Próximo destino, Iowa.

Hueneme Beach

Después de estar a temperaturas próximas a los -35ºC hace unos días, tener la oportunidad de pasear descalzo por la playa, sin saber que ésto iba a suceder incluso el día anterior, es como haber sido teletransportado gracias al genio de la lámpara. Estaba sentado en la arena intentando asimilarlo y no me lo podía creer...

Después de "disfrutar" de las autopistas de doce carriles de entrada y salida de Los Angeles, imagináos como se le queda a uno el cuerpo tirado en una solitaria playa californiana en marzo.



Lo lamentable es (mea culpa), que a mitad del camino y con falta de previsión absoluta, se me acabó la batería de la cámara, así que la impresionante puesta de sol os la tendréis que imaginar.

Las fotos son de Hueneme Beach, en Port Hueneme, ciudad portuaria donde solemos ir a recoger plátanos para Canadá en nuestros viajes de regreso de California.

Hueneme Beach es una enorme playa situada a unos cien kilómetros al norte de Los Angeles, y unos ochenta al sur de Santa Bárbara, en el condado de Ventura, famoso punto de encuentro para los surfers californianos y donde se puede disfrutar de la majestuosa visión de las Channel Islands en el horizonte, que me recordó una barbaridad a las gallegas Cíes, por cierto.

Ese monstruo zarpó con destino a Tokyo cuando estábamos en el puerto.

Auténtico regalo para los sentidos.

Hoy, bajo cero y nevando en Calgary...

Reportaje revista SOLOCAMION (Marzo)

Éste mes han publicado un extenso reportaje sobre mis andanzas en el continente americano en la revista SOLOCAMION.

Jesús Garcia, gran tipo y excelente músico, ha sido el que ha escrito el texto.
¡Gracias, Jesús!, y gracias a Roger, por ponernos en contacto hace ya tiempo.

Para todos los que no tenéis la oportunidad de echarle una ojeada en España, os lo dejo aquí escaneado.

Hollywood: Stars & broken dreams

"Hemos visitado la impresionante y desmesurada capital de Mexico... Los Angeles".

Es una antigua broma del presentador y humorista Conan O'Brien, que curiosamente se acerca bastante a la realidad. Buena comida, spanglish como lengua oficial, descapotables de pandilleros con reggeaton a tope y veinte millones de personas embutidos en no demasiados kilómetros cuadrados.

La primera palabra que me viene a la cabeza después de pasear por Hollywood, con su famoso Sunset Boulevard, Walk of Fame, etc... es, decadencia.
Lejos quedan ya los años de gloria de los estudios de cine, convertidos casi exclusivamente en atractivo para turistas, y cualquier movimiento artístico o revolución musical, como sucediera a principios de los ochenta, con cientos de bandas que como Van Halen convirtieron la ciudad en el epicentro mundial del rock, queda ahora en el recuerdo, y como reclamo fetichista para fans entrados en años.

Para los que conozcan París, Hollywood es lo más parecido a un Pigalle con palmeras que me he encontrado por el mundo.

Es cierto que aún existen cientos de locales con música en vivo, como el mítico Trovadour, donde comenzaron su carrera "The Eagles", o unos por entonces desconocidos "Metallica", y si existe un lugar en el plante donde se realicen mayor cantidad de producciones televisivas y cinematográficas, es sin duda, Los Angeles, pero como digo, muy lejos de las décadas gloriosas de mediados del siglo pasado.

Además, como baremo económico ahí tenemos la opinión de los dos taxistas que nos recogieron, o de distintos trabajadores que nos hablaban de una perdida aproximada de dos terceras partes del poder adquisitivo de hace unos cinco años, siendo éste el peor con diferencia, como nunca antes se había visto por el sur de California.

El sueño americano que muchos vienen a buscar a LA, se marchó de aquí hace mucho, mucho tiempo a una galaxia lejana, muy lejana.

Después de todo éste tiempo recorriendo los EEUU, y visitando unas cuantas ciudades, tengo que reconocer, que Los Angeles se me antoja algo inhóspita para vivir. El clima es una maravilla (para el que le guste el calor del bueno, o venga de los treinta bajo cero del invierno canadiense), oportunidades sigue habiendo, pero esa sensación de bienvenida que te dejan a veces las ciudades, como nos pasó en Denver por ejemplo, no la hemos tenido aquí.

Venir de visita está bien, sumergirse en los macrotours por los estudios de cine, visitar las impresionantes playas de Venice o Huntington Beach, darse una vuelta por Hollywood y Sunset Boulevard... pero si me imagino viviendo en Los Angeles, con su tráfico, sus disparos a las 3.00am, su contaminación, sus precios y la sensación generalizada de que los buenos tiempos pasaron, me entran ganas de salir corriendo.

En la parte positiva, Los Angeles es, por encima de todo, la meca del cine. Cualquiera con un poco de cariño por el séptimo arte, reconoce cada esquina de la ciudad, estar frente al Grauman´s Chinese Theatre, caminar viendo el skyline o ver el cartel con las letras de Hollywood, mientras un helicóptero de la policía pasa volando bajo sobre los edificios, es como teletransportarte dentro de una película.

En definitiva, que hay infinidad de ciudades y pueblos fantásticos repartidos por todo el estado de California, pero precisamente Los Angeles, creo que es de todo menos recomendable para vivir.
Aún así, y ajenos a la realidad actual, cientos de personas desembarcan allí diáriamente en busca de su vellocino de oro particular... ¡suerte para los valientes!.

Nosotros ahora ya de regreso a Canadá, tras una parada en Port Hueneme, donde pudimos disfrutar de una maravillosa puesta de sol en aguas del Pacífico (las fotos están en el horno, pero saldrán pronto calentitas).
¡Un abrazo!

Making friends on the road

No solamente nosotros nos encontramos con gente de todo tipo en nuestros viajes, Sally también tiene sus momentos...

Para muestra un botón.





Camino de la soleada California.

Mad Greek

Entre tanta cadena de comida rápida, y tanto restaurante de menú "infantil" de carne con patatas y patatas con carne, de vez en cuando encontramos algún oasis gastronómico como el Mad Greek.

Y nunca mejor dicho lo de oasis, ya que se encuentra entre el desierto de Mojave en California y el espectacular Death Valley National Park.
A unos 130 km. al sudoeste de Las Vegas, en plena I-15, nos encontramos con Baker, ya en el estado de California, un pequeño pueblo de paso en el que descubrimos éste restaurante, a mi entender, parada obligatoria para todo buen "road trip" que se precie.

Gyros (similar al Kebab turco), Souvlakis, Tiropitas, Skopelos, y una infinidad de hojaldres rellenos de quesos y verduras.

Todo acompañado con distintos arroces y salsas caseras fantásticas.

Además, aparte de la cocina griega, tienen pollos asados, de una manera muy similar a la típica pollería española, y supongo que por estar situado en California, burritos de todo tipo, que también acabé catando, y que sabían a gloria, muy lejos de las patrañas precocinadas pseudomexicanas que inundan la geografía americana.

Opa!!

Batidos potentes para completar el festín

¡Ale, que lo disfrutéis!

Joshua Tree (Yucca brevifolia)

Aparte del hecho de dar nombre al más conocido álbum de U2, ésta maravilla de árbol se merece por sí mismo una entrada en exclusiva.

Confinados casi en exclusiva en el desierto de Mojave, miles de ejemplares ofrecen a ambos lados de la interestatal 15, en el este de California y sur de Nevada, una de las imágenes más espectaculares del trayecto entre Las Vegas y Los Angeles.

Desierto de Mojave

Early spring...??

Lo malo que tiene recorrer 2.500 kms. de sur a norte, especialmente al final del invierno, es el caos absoluto que te vas encontrando por clima.

Igual que el año pasado, cuando te encuentras en el sur de los E.E.U.U. disfrutando de unas temperaturas de lo más veraniegas, tu mente (y tus ganas) empiezan a jugarte una mala pasada, y empiezas a imaginar que quizá, una temprana primavera te pueda estar esperando en Canadá. Nada más lejos...

Tardamos más de cuatro horas en recorrer los 200 kms. que hay de Lethbridge a Calgary, en Alberta, atravesando de noche una maravilla de whiteout, que no es más que disfrutar de visibilidad cero, en medio de una tormenta de nieve que lo cubre todo con una blancura absoluta. Es como volar dentro de una nube, sin asfalto, sin referencias... ¡una gozada para los sentidos!.

Después de parar unas cuantas veces para quitar los bloques de hielo de los limpiaparabrisas, empezé a servir de guía para los incautos conductores de unos cuantos coches, parados en distintos puntos de la autopista, y que a mi paso se aferraban a las luces del trailer, como pollitos recién nacidos a su protectora madre.

Tras ésta relajante tarde-noche, nos hemos levantado con unos fantásticos -33ºC, que hacen que no pueda evitar acordarme de lo felíz que va uno por la vida en sandalias y camiseta.
Así que ésta semana dejamos atrás California y Nevada prácticamente en verano, y pequeñas tormentas en Utah mediante, regresamos a Canadá en el más crudo invierno.
Dicen que es posiblemente la última semana de éste año en éstas condiciones, veremos a ver.

Os dejo unas fotos del último viaje, lejos de la nieve, con los fantásticos colores del oeste americano.

St. George, Utah

Utah

Virgin River Canyon, Arizona.

I-15, Utah

Montana

¡A cuidarse!