Hollywood: Stars & broken dreams

"Hemos visitado la impresionante y desmesurada capital de Mexico... Los Angeles".

Es una antigua broma del presentador y humorista Conan O'Brien, que curiosamente se acerca bastante a la realidad. Buena comida, spanglish como lengua oficial, descapotables de pandilleros con reggeaton a tope y veinte millones de personas embutidos en no demasiados kilómetros cuadrados.

La primera palabra que me viene a la cabeza después de pasear por Hollywood, con su famoso Sunset Boulevard, Walk of Fame, etc... es, decadencia.
Lejos quedan ya los años de gloria de los estudios de cine, convertidos casi exclusivamente en atractivo para turistas, y cualquier movimiento artístico o revolución musical, como sucediera a principios de los ochenta, con cientos de bandas que como Van Halen convirtieron la ciudad en el epicentro mundial del rock, queda ahora en el recuerdo, y como reclamo fetichista para fans entrados en años.

Para los que conozcan París, Hollywood es lo más parecido a un Pigalle con palmeras que me he encontrado por el mundo.

Es cierto que aún existen cientos de locales con música en vivo, como el mítico Trovadour, donde comenzaron su carrera "The Eagles", o unos por entonces desconocidos "Metallica", y si existe un lugar en el plante donde se realicen mayor cantidad de producciones televisivas y cinematográficas, es sin duda, Los Angeles, pero como digo, muy lejos de las décadas gloriosas de mediados del siglo pasado.

Además, como baremo económico ahí tenemos la opinión de los dos taxistas que nos recogieron, o de distintos trabajadores que nos hablaban de una perdida aproximada de dos terceras partes del poder adquisitivo de hace unos cinco años, siendo éste el peor con diferencia, como nunca antes se había visto por el sur de California.

El sueño americano que muchos vienen a buscar a LA, se marchó de aquí hace mucho, mucho tiempo a una galaxia lejana, muy lejana.

Después de todo éste tiempo recorriendo los EEUU, y visitando unas cuantas ciudades, tengo que reconocer, que Los Angeles se me antoja algo inhóspita para vivir. El clima es una maravilla (para el que le guste el calor del bueno, o venga de los treinta bajo cero del invierno canadiense), oportunidades sigue habiendo, pero esa sensación de bienvenida que te dejan a veces las ciudades, como nos pasó en Denver por ejemplo, no la hemos tenido aquí.

Venir de visita está bien, sumergirse en los macrotours por los estudios de cine, visitar las impresionantes playas de Venice o Huntington Beach, darse una vuelta por Hollywood y Sunset Boulevard... pero si me imagino viviendo en Los Angeles, con su tráfico, sus disparos a las 3.00am, su contaminación, sus precios y la sensación generalizada de que los buenos tiempos pasaron, me entran ganas de salir corriendo.

En la parte positiva, Los Angeles es, por encima de todo, la meca del cine. Cualquiera con un poco de cariño por el séptimo arte, reconoce cada esquina de la ciudad, estar frente al Grauman´s Chinese Theatre, caminar viendo el skyline o ver el cartel con las letras de Hollywood, mientras un helicóptero de la policía pasa volando bajo sobre los edificios, es como teletransportarte dentro de una película.

En definitiva, que hay infinidad de ciudades y pueblos fantásticos repartidos por todo el estado de California, pero precisamente Los Angeles, creo que es de todo menos recomendable para vivir.
Aún así, y ajenos a la realidad actual, cientos de personas desembarcan allí diáriamente en busca de su vellocino de oro particular... ¡suerte para los valientes!.

Nosotros ahora ya de regreso a Canadá, tras una parada en Port Hueneme, donde pudimos disfrutar de una maravillosa puesta de sol en aguas del Pacífico (las fotos están en el horno, pero saldrán pronto calentitas).
¡Un abrazo!