No puedo pasar sin escribir un post sobre algo que me ha sorprendido muy gratamente, el servicio de atención al cliente de una empresa telefónica (ROGERS), que te escucha, entiende y actúa de inmediato, como digo, inaudito.
Cuando llegué a Canadá, instalé el casa un pack que incluía el teléfono fijo, la televisión por cable, e internet.
Junto con éste pack, añadí una opción que me pemitía por 24 dólares mensuales, llamar a cualquier país de Europa, sin límites, tanto a móviles como a fijos.
Pues bien, al llegarme la primera factura, observo que las llamadas que había realizado a los fijos eran, efectivamente, sin coste, pero... las llamadas a móviles me habían salido por 0,39 dólares por minuto.
Sinceramente me imaginaba algo así, pero en cualquier caso, no es lo que me habían dicho en la tienda, así que llamé a atención al cliente para comentarles el caso.
Les expliqué lo sucedido, y tras comprobar el importe de las llamadas que había realizado, me descontaron todas las llamadas que había hecho a móviles en España, por una cuantía superior a 60 dólares. "Obviamente, a partir de ahora que conoce el coste real, no podremos volverle a descontar éstas llamadas en próximas ocasiones" me dijeron.
Si intento imaginarme una situación parecida con una compañía española, me entra dolor de cabeza, y para muestra,un botón:
En 1.999 cuando conseguí mi primer móvil con contrato, elegí la opción "tarde", para poder realizar llamadas más baratas por la tarde y los fines de semana.
Después de aproximadamente 1 año y medio, con una facturación similar, de repente, un mes recibí una factura con un importe de más del doble de lo que solía pagar.
Tras comprobar las llamadas que había hecho, observé, que por arte de magia, las llamadas en horario de tarde eran más caras que las que había hecho por la mañana, así que me puse en contacto con atención al cliente.
Su respuesta hizo historia en los timos más inverosímiles jamás perpetrados por una compañía telefónica.
Por lo visto, los inteligentes directivos de la empresa,habían decidido mandar una serie de cartas a los usuarios informando de un cambio de horario en las tarifas, que en el caso de no ser del agrado del cliente, debían ser devueltas con la negativa a tal "oferta". En el caso de no devolver dicha carta, se procedía al cambio de tarifa que a ellos le venía en gana.
Por aquel entonces, yo vivía a caballo entre Bilbao y Madrid, y ni ví, ni creo que recibí ninguna carta al respecto, por lo que el cambio de facturación en mi caso fué totalmente en contra de mi voluntad.
Por supuesto, no les pagué aquel importe, ni lo haré, de hecho, prescribió hace algún tiempo, pero no quiero ni pensar cuánta gente se vió involucrada en mi misma situación, e incluso, cuántos ni se dieron cuenta de ello.
Así que comparando el trato y servicio recibidos a ambos lados del Atlántico por una compañia telefónica, por ahora, Canadá gana por goleada.
En todos los lugares cuecen habas... pero en unos las cocinan mejor que en otros.
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