Cosas de pasar tantas horas con uno mismo al volante.
Hay un hecho recurrente que viene a mi memoria en los momentos más insospechados, y que curiosamente ya salió a relucir en un post hace poco: hecho de menos a mi panadero.

Foto de
panaderiafblanco.com.
(Las fotos no son mías, ¡¿de dónde narices iba a sacar el pan para poder hacerlas?!)No sé si es por esos abstractos pedazos de arte, esculpidos a base de cereales, agua y levadura, horneados con precisión hasta cubrirlos con esa sugerente y crujiente textura, que aquí sólo existen, vagamente ya, en mi memoria. O quizá, lo que hecho de menos sea el acto de "ir a por el pan", pero el caso es que algo tan nimio como eso, ahora es un emotivo recuerdo.
Quizá la candidez asexual de Txema, el panadero de "Barrio Sésamo" tuvo más influencia en mi niñez de la que yo creía, todo conjeturas...
Creo que eran aproximadamente 35 segundos lo que se tardaba en llegar desde nuestro piso en Santurce hasta "nuestro" panadero, situado estratégicamente en la esquina de la calle de enfrente.
Allí, en aquel cuchitril, donde había más espacio para el pan que para los clientes, los cuales tenían que salir marcha atrás, y con un aforo máximo de dos personas, que compartían aquel olor a masa, a pan recién hecho, y la visión desconcertante de decenas de opciones que llevarse a los molares.
Luego esa conversación ligera, que si el partido de ayer del Athletic, que si a ver si deja de llover (después de cuatro meses de xirimiri), que si hace días que no veo a tu padre, etc... y listo, objetivo cumplido.
Gran tipo mi panadero.
(Si mi padre está leyendo ésto, estará asintiendo con la cabeza)Montañés, rústico, de pueblo, chapata, baguette, clásico, gallego... manjares milenarios por unos céntimos de euro que pasan inadvertidos para el acomodado español medio.
Luego estaba el domingo por la mañana, pan acompañado del periódico con todos sus extras, combinación perfecta para una sesión de sofá inolvidable.
Por no hablar de ese irresistible coco o codo de camino a casa... ¡orgasmotrónico!.

Foto de
cosasdechari.blogspot.comPues no, aquí no tenemos el placer. Como ya han comentado otros blogueros españoles, aquí triunfan las barras de pan blandurrias, apagadas, tristes, da igual que sea de hoy que de hace un par de días, sigue doblándose igual, con la misma caída, como si al tratarse de "solamente" pan, aquello no fuese suficientemente relevante como para prestarle la atención que se merece.
Quizá es el miedo a hacerse daño con una crujiente y maléfica corteza, ¡qué daría yo por unas llagas en la boca debidas a precisas aristas "corteciles"!.
Insulsos panes americanos, auténtico insulto al más antiguo y satisfactorio de los compañeros de mesa.
Total, que todo ésto no es en sí una queja, me sirve para recordar que cada día asistimos a decenas de sucesos cotidianos como "ir a por pan", que pasamos por alto debido a la rutina, y que realmente pueden formar parte de ese complicado puzzle que se llama felicidad. "Sólo" hay que saber verlos. Igual que el mero hecho de estar viendo ponerse el Sol al sur de Idaho, mientras escribo ésta entrada tomándome un "
double-double".
Más tiempo deberíamos emplear en enseñar éste tipo de cosas a nuestros niños, y no dogmas diversos o ideologías políticas, aprender a valorar cada pequeño detalle, hoy mismo.
Básicamente, aprender a ser felices, lejos de grandes éxitos, de grandes hazañas, ahí están, al alcance de nuestra mano, inyecciones de auténtica felicidad.
Al fin y al cabo, ¿no consiste en eso todo éste retorcido juego al que llamamos vida?.
Sé que todo ésto suena a tópico, y además la mayoría de los que os pasáis por aquí ya sabéis de que hablo, pero bueno, tenía que soltarlo.
Así que abrid vuestros poros (poros, sí, he dicho poros, no me falta ninguna letra) y a disfrutar.
¡A pasar buena semana!
PS. No me enviéis pan para aplacar mis ansias, que me va a llegar duro, y me va a entrar una mala o´tia...